La mayoría ya entregaron este trabajo en clase, lean, subrayen y respondan una de las tres (no las tres)preguntas que se encuentran después del texto.
La moral existencialista como moral concreta
En el desarrollo de la conferencia EL EXISTENCIALISMO ES UN
HUMANISMO es anterior el planteamiento ético al antropológico pero por razones
puramente pedagógicas nos ha parecido más útil terminar esta presentación con
el análisis de su ética. Conviene recordar que el embrión de lo que debía ser
su ética existencialista CAHIERS POUR UNE MORALE (1947-1948), permaneció
inédito hasta 1983. EL SER Y LA NADA, por su parte, terminaba con el anuncio de
un libro sobre moral que nunca publicó.
Pero una vez se comprende su idea del hombre como situación,
resulta más fácil entender los conceptos de «responsabilidad» y compromiso
[“engagement”]. Comprometerse en una situación concreta -«embarcarse», había
dicho Pascal– es la consecuencia de asumir que no se puede vivir en la pura
abstracción conceptual; todo el mundo está siempre en una «situación»
determinada y nos toca ser responsables (responder) de ella. La neutralidad,
sencillamente, no es posible. En un editorial de LES TEMPS MODERNES, de 1945,
Sartre llegó a escribir: «Considero a Flaubert y a los Goncourt responsables de
la represión que siguió a la Comuna porque nunca escribieron ni una línea para
impedirla».
Sartre resulta muy claro en ese aspecto: «No hay ninguna
moral general, no hay signos en el mundo»; por lo tanto el intelectual no debe
dar consejos y quien se los pide (en el famoso ejemplo de su alumno que dudaba
entre el amor a su madre y el deber de la Resistencia) «ya sabía lo que iba a
hacer, y eso es lo que hizo». Los individuos están desamparados en la pura
contingencia
La idea de que el intelectual debe “tomar partido” y
“comprometerse” es muy vieja en la cultura francesa (Voltaire, Zola, Malraux) y
ha resultado francamente esteril, por la pedantería y el narcisismo inevitable
en quien cree que el intelectual es una especie de nuevo clérigo. De hecho es
contradictoria incluso, en el particular caso de Sartre, con su propia teoría;
pues, si el hombre está siempre en construcción, si los valores absolutos no
existen -y las Ideas platónicas tampoco– entonces no parece claro sobre que
base tomar partido.
Su postura en HUIS-CLOS, la obra de teatro donde se
encuentra la famosa frase «el Infierno son los otros» parece difícil de
compaginar con la idea del famoso “compromiso” sartriano. Su respuesta,
obviamente, se encuentra del lado de la pura contingencia humana. Porque el
hombre vive en la «angoisse» [«angustia»], en el «délaissement» [«abandono»
/«desamparo»] o en el «désespoir» [«desesperación»], el compromiso es con la
pura debilidad humana. No puede encontrarse una respuesta menos kantiana en
todo el pensamiento del siglo XX.
Una ética sartriana se puede basar sólo en dos principios:
«compromiso» y «desamparo»; ambos se implican y se necesitan mútuamente. En la
medida en que “Dios no existe” y no hay nada garantizado (ni transcendencia. ni
valores eternos, ni respeto humano)... «en consecuencia el hombre está
abandonado [délaissé], porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una
posibilidad de aferrarse. No encuentra ni siquiera excusas».
Esa idea que tiene unos ilustres antecedentes (Kierkegaard,
Dostoievsky) se concreta en una de las “citas citables” más famosas de Sartre:
«Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está
condenado a ser libre». La expresión es, como se ve, una paradoja: la idea de
libertad parece incluir el concepto de “elección” y, en cambio, aquí, aparece
como una “condena”. Sartre considera que si bien el hombre no es libre de su
elección, tampoco es libre de alienar su libertad: de ahí la tragedia
existencial que asume la contingencia radical de la experiencia humana. La idea
heideggeriana del «estar-arrojado-al-mundo» encuentra su trasunto ético en la
necesidad de compromiso ante la debilidad. En palabras de Sartre: «El desamparo
implica que elijamos nosotros mismos nuestro ser. El desamparo va junto con la
angustia. En cuanto a la desesperación, esta expresión tiene un sentido
extremadamente simple. Quiere decir que nos limitaremos a contar con lo que
depende de nuestra voluntad». La ética sartriana está contenida aquí: en la
aceptación radical de la contingencia y de la responsabilidad a la vez.
Por eso no resulta válida una moral kantiana, porque sólo me
invita a una acción por respeto a la ley, pero no sirve cuando la «situación»
no se puede resolver por apelación a principios abstractos, sino que solicita
lo que Sartre, en el famoso ejemplo de su alumno que duda entre el amor a su
madre y su obligación patriótica, denomina la «caridad concreta». Es esa
caridad concreta lo que el existencialismo opone a la moral sacrificial de los
sistemas éticos deontológicos.
La diferencia entre esta posición y el estoicismo también es
clara: mientras los estoicos defienden una moral de la abstención a priori,
Sartre se sitúa en el contexto de la acción: no hay nada a priori, posible ni
imposible, que limite mi voluntad sino lo que dibuja el campo de mi acción.
Precisamente porque no hay valores universales, tampoco hay una posibilidad de
usar la ética como consuelo en los malos momentos, a la manera estoica. Hacer
lo posible, implicarme en la acción, es la única ética de la contingencia. La
autenticidad total no puede provenir de una ética formalista (Kant), sino de
asumir profundamente la contingencia humana “en situación”, asumiendo la
facticidad. En resumen, y en palabras de Sartre: «La única cosa que tiene
importancia es saber si la invención que se hace, se hace en nombre de la
libertad»
La pregunta que se elije tiene que ser contestada con relación al texto.
Por que no es posible la neutralidad moral?
Qué implica que no tengamos excusas para nuestro comportamiento y nuestros proyectos?
Que consecuencias tiene para el obrar ético "Dios ha muerto" o "Hay que actuar como si Dios no existiese?
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